Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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EL FIN DE DANTO: IV. EL ARTE DE LA COMUNIDAD

Por Mario Rodríguez Guerras

direccionroja@gmail.com

El arte del futuro

Los artistas del futuro, que conocerán el arte anterior, como los del presente que conocen lo pasado, no tendrán el arte a su disposición para recrear arte. Porque eso es lo que sería, una recreación. Los artistas del futuro, si son artistas, harán su propio arte, con sus técnicas y sus ideas. La imitación o la apropiación aparecen en un momento del siglo XX en el que esa forma puede tener un sentido. Pero ese hecho no constituirá la base del arte futuro, si en el futuro hay artistas capaces de crear. Si son incapaces de crear no serán artistas.

  

  We got it

La “obra” We got it, no se diferencia del urinario de Duchamp. Sigue siendo la exposición el objeto en el que se manifiesta la materia, uno de los elementos físicos del arte. La diferencia es el autor, un no-artista. No posee otra diferencia. La cuestión no es si esto es arte, sino si el urinario es arte. We got it es lo que Danto pensaba que eran las cajas de Brillo con relación al urinario.

Este arte de la comunidad no ha aportado nada al arte. Utiliza materiales de consumo en lugar de materiales de producción. La comunidad se ha limitado a copiar formas aceptadas como de arte porque de esa forma se garantiza la consideración de la obra como obra de arte. La crítica es víctima de sus teorías. Si acepta las cajas de Brillo, deberá aceptar el chocolate. Pero la obra precisa un reconocimiento. Si yo presento una caja de Tampax, nadie lo admitirá como arte. La diferencia entre mis Tampax y los chocolates “de ellos” es la crítica favorable. En nuestra sociedad la obra no es arte por sí misma, es arte si la crítica la acepta como arte. La consideración de arte es una concesión que la crítica otorga discrecionalmente. La discrecionalidad no es una propiedad del arte, es decir, el arte no puede estar sujeto a la discrecionalidad de los críticos.

Galileo ante la Santa Inquisición

Pero esta discrecionalidad es la que se utiliza en la creación de las teorías artísticas. Si se pertenece a una oligarquía, los miembros respaldarán todas las aportaciones que realicen  sus componentes y las ajenas que defiendan los presupuestos del clan.  Llaman violencia al derecho de un tercero a refutar sus creencias porque llaman verdades a sus creencias. Con una mentalidad inflexible a toda razón, por lo que obligan al uso de la ironía (pero nada comprenden del sentido que se da a los escritos), pretenden, mediante la exigencia de respeto que impide cualquier manifestación en su contra, perpetuar, con dulce imposición, sus conveniencias y, fieles a ellas, sienten la “necesidad interior” de justificarse. Son conveniencias porque ellas les mantienen en su trono y, “con el poder que ellos mismos se han otorgado” pueden negar que la tierra sea redonda si ello afecta a la credibilidad de su institución; o que la nieve sea blanca, si de esa forma refutan argumentos en su contra,  y todo lo mantienen con razones conformes con su razón. Solo entienden aquello que se ajusta a ella, y eso es el origen de sus errores,  visto desde una perspectiva superior y ajena a toda razón. La verdad solo puede ser configurada a partir de diversas perspectivas, pero todo lo razonable ya ha sido dicho, tanto lo honesto como lo mediado por el interés, y los sabios profundos no han alcanzado ninguna conclusión definitiva. Solo cabe ofrecer un punto de vista irracional, no demencial, sino intuitivo, mejor dicho, sensible.

Pero los sabios profundos niegan el mundo irracional como cualquier postura racional que no sea la suya. Tienen para defenderlo el poder de su título y el apoyo de sus colegas, de tal forma que siempre llegan  a la verdad, a su verdad, y eso les resulta sorprendente. Aunque, en realidad, no tiene importancia, ya nada importa: Dentro de poco no habrá ninguna diferencia entre la verdad y la falsedad, pues ninguna doctrina quedará en pie.

Andy Warholl

Warhol pretendió que todo hombre podía ser un artista. Esta teoría se fundó en el hecho de que un urinario podía ser una obra de arte. Como no se supo dar explicación racional a tal hecho, se entendió que cualquier objeto encontrado podía ser tan valioso como lo era la fuente de Duchamp. Si se ha admitido en un caso no se puede rechazar en otro o quedaría destruida la  teoría al entrar en contradicción. Dando una explicación del significado de la fuente y de la caja de Brillo, se entiende el significado de concebir un objeto como una forma sui géneris de arte. Aunque lo evidente no requiere ninguna explicación, son los juicios erróneos los que la  precisan. Podríamos decir que, si bien todo objeto puede ser arte, el arte no se reduce al objeto encontrado y que existen expresiones más elevadas de arte. El urinario representa una parte del proceso de análisis científico de la obra de arte que realizan las primeras vanguardias del siglo XX, aquella que estudia la materia, en concreto, el objeto en el que la materia se muestra.

El urinario de Duchamp, la lata de Manzoni y la caja de Warhol son una forma particular de arte, poseen un sentido artístico. Pero carecen de valor artístico. Su lugar es el museo, los libros y las colecciones de los coleccionistas. Nada más aportan un valor testimonial. Y una vez dado testimonio, carece de sentido repetir esa declaración. Como se ha dicho: El primer hombre que comparó una mujer con una flor fue un poeta, el segundo, un idiota.

Todo es arte [1], dice Danto. Pero niega que el arte anterior sea arte. Ahora bien, el arte anterior era arte (¿o acaso eran chocolatinas?).  Lo que ocurre es que dar valor a las formas del pasado implica negar las del presente. Danto invierte la lógica para justificar su conclusión.

La apropiación tampoco es arte [2], aunque puede tener un sentido en un tiempo dado. El problema es que, cuando no se percibe ese sentido, se deduce que la obra carece de él. Pero se ven obligados a justificar que es arte, luego, deben justificar la existencia del arte sin sentido afirmando que todo vale.

No todo es posible en ciertos momentos [3] significa que el sentido pertenece al espíritu de su tiempo.

Lo posible

Danto nos dice:

Solo cuando quedó claro que cualquier cosa podía ser una obra de arte se pudo pensar en el arte filosóficamente. Y fue allí donde se asentó una verdadera filosofía del arte [4].

Digamos más bien que, cuando no se entendió lo que los artistas estaban realizando, se pensó que cualquier cosa podía ser una obra de arte y hubo necesidad de recurrir a alguna explicación para dar sentido a la labor de tantos artistas que parecían contradecir los principios generales del arte.

Según Danto, es posible apropiarse de obras del pasado solo como referencia [5]. Danto ve en el arte de la posthistoria la utilización de elementos del arte anterior, sin entender porqué; entonces, piensa que el arte es apropiación de elementos del pasado. Como siempre, solo describe y no analiza. Pero, entonces, si el pasado solo puede ser referencia, no todo es posible. Todo es posible solo dentro del espíritu de su tiempo. Pero, a) en primer lugar, lo posible impide lo imposible. Lo que es posible está determinado. Lo que determina las posibilidades lo conocemos como leyes. Fuera de las leyes no hay nada posible. Solo ocurre lo posible. b) En segundo lugar, con el tiempo, se producirán todas las posibles respuestas. Todo lo posible sucederá. Adviértase que nuestra expresión “todo lo posible” es distinta de la expresión “de ellos” de que “todo es posible”. Por ejemplo, si abro la mano, la piedra caerá y el globo ascenderá: esto es todo lo posible. “Todo es posible”, implicaría que la piedra pudiera ascender. Lo que es posible lo determinan las leyes. Fuera del mundo social y académico al que pertenece Danto existe el mundo real en el que una autoridad suprema dictamina cómo son las cosas. Esa autoridad es la de la naturaleza, la cual Danto pretende quebrantar.

El “todo es posible” significa que el teórico no comprende que el artista hace lo que hace por necesidad. El teórico desconoce el fundamento de la necesidad, así como desconoce las causas que la precipitan. También desconoce la naturaleza del objeto de su estudio, la idea del arte. Lo que ocurre es necesario que ocurra y todo lo necesario tendrá lugar más tarde o más temprano: El crítico auténtico distinguirá las imitaciones y las falsificaciones que acompañan a las manifestaciones auténticas.

No todo es posible. Solo ocurre lo posible. Las posibilidades de cada tiempo están condicionadas por la idea del arte y las circunstancias. Las leyes que determinan los cambios también están determinadas. Esas leyes y esas circunstancias serán, en el momento y lugar oportunos, objeto de nuestra atención.

A.C. Danto

Greenberg negaba valor al surrealismo. En lugar de emplear sus creencias de cómo deben ser las cosas para negar ciertas cosas, debería haber analizado cómo son las cosas para llegar a una teoría de la realidad.

Los ejemplos que nos pone Danto de apropiación, si son arte de la comunidad, siguen siendo imitación de obras ya realizadas por artistas anteriores al tiempo de “la comunidad”.

 Arte griego

El tiempo del arte

Una obra de arte del pasado no se puede repetir en el presente. Es decir, se podría repetir pero quien lo hiciera no podría tenerse por artista. El artista debe expresar el pensamiento de su tiempo. Expresar un pensamiento del pasado que ya ha sido presentado carece de validez artística. Como tampoco posee calidad artística que, en el presente, un artista exprese un pensamiento que ya ha sido realizado por otro artista coetáneo suyo. Cuestión distinta es desarrollar ese pensamiento en todas las formas posibles y en todos los estilos.

Es posible mantener un estilo del pasado, puesto que el artista puede situarse en las circunstancias en las que se produjo. Puede tener sentido como nostálgica recreación y complemento de formas del pasado. Pero sería consecuencia de una forma de pensamiento ya superada. El artista, en cada momento, debe analizar las circunstancias en las que se encuentran el arte y el pensamiento para ponerlas de manifiesto.

Analia Zalazar, Arrojada

En el pasado, por ejemplo en esa supuesta era mimética, los artistas mostraban en el arte su estilo personal. En el siglo XX, las formas simples de los estilos apenas permiten expresar el estilo personal. En cambio, lo que permite es mostrar toda la enorme variedad de estilos artísticos. De esa forma, quien conozca el fundamento del arte y las causas de los estilos, puede analizar el siglo XX y clasificarle.

(¿Sería admisible, ya que ciertamente es posible, un análisis y clasificación del arte? Quién lo hubiera logrado, difícilmente admitiría críticas, aunque muchos conceptos filosóficos los tuviera equivocados.)

Picasso

Junto a los artistas aparecen, en raras ocasiones, los Artistas, sujetos que alcanzan el conocimiento universal. Tampoco ellos hablan del futuro, hablan de valores eternos ya conocidos en la antigüedad.

El pensamiento del futuro sólo puede generarse en el futuro. Es decir, cuando se hayan dado los pasos necesarios para superar el presente y avanzar hacia eso que se llama futuro y que cuando llegue ese era sólo el presente. El futuro no se puede anticipar. Podemos saber que llegará y podríamos suponer condiciones generales, pero no concretas. Los estilos nunca se podrán anticipar ni siquiera mediante la razón. El futuro es una consecuencia del presente, no algo que se producirá sin causa.

Graffitis sobre arte rupestre

Cuando un filósofo afirma que sería posible invertir la historia del arte, está invirtiendo la relación entre causa y efecto. Su teoría implica que los efectos producen las causas de los que ellos mismos son su consecuencia. Por muy claros que tenga los conceptos tiene muy confundidas las ideas. O bien, su teoría tiene un objeto distinto del de perseguir la verdad.

Si los artistas posthistóricos "son maestros de todos los estilos sin tener un estilo pictórico en absoluto" [6] no es que sean artistas más amplios o más capaces que sus predecesores, actúan así por necesidad. No es absoluta libertad. Digamos que la falta de objetivos, más en el siglo XXI que en el siglo XX, les impide expresarse de forma adecuada en un estilo. La absoluta libertad que se le supone no es más que la falta de un destino. Los artistas se percatan de que los estilos muestran por separado los elementos del arte. Instintivamente están aprendiendo todo lo necesario del arte. Reúnen los medios y los conocimientos. Se percatan de que el arte del siglo XX ha producido un gran vacío en el arte. Tengan en cuenta los dantianos que sabemos esto: Se ha terminado el tiempo de los análisis del arte y en el siglo XXI se intentará hacer otro arte.

En el arte de finales del siglo XX no existe ninguna tragedia. El drama de que habla Danto al tratar de la obra de Van Meegeren y del “artista que aprendió a pintar como Rembrandt”  [7] es el drama de casos individuales y no lo es en el sentido genérico, aunque el caso recuerde aquellas obras griegas en las que el héroe muere por un error de lógica. (Bien parece que los teóricos del arte acabarán muriendo por la “superfectación” de la suya.) A Danto le falta entender también el significado de la comedia, la cual no consiste ni en la risa ni en la felicidad, eso es solo descripción, no análisis. La “condición contemporánea” ni es tragedia ni comedia. El arte del siglo XX ha sido una novela.

Notas:

1.- A.C. Danto, Después del fin del arte, Ediciones Paidós Iberica, S.A. 1999 Barcelona, p. 215.

2.- Ibíd. pp. 219-220.

3.- Ibíd. p. 222.

4.- Ibíd. p. 36.

5.- Ibíd. p. 224

6.- Ibíd. p. 243.

7.- Ibíd. p. 242

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Hola: Me parece muy aguda tu lectura de Danto. saludos

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