Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Juan José Díaz Infante

NOT HAMLET

Edificio de la Bolsa Mexicana de Valores en México DF, diseñado por el Arq. Juan José Díaz Infante N, 1990

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Crear módulos celulares

de dimensiones sensoriales

donde se desarrolle en equilibrio

Escáner Cultural nº: 
154
Not Hamlet

 

Texto para una Musa traviesa
 
Hoy, 
tengo la sospecha de haber amanecido en Estambul...

Por JJ Díaz Infante
México DF aparentemente
Nov 2012

jdiazinfante@altamiracave.com
 
Llevo ya un gran rato tratando de escribir, no se puede, no sale, es más, creo que han pasado varios días, igual no, ha sido larguísimo ese tiempo que no importa el que sea pero es lento y, me ha pasado una singularidad (quizá debo de aclarar que mi relación con mi musa es una singularidad), veo borroso, y algo está pasando en mi texto. Creo que sólo han pasado 20 minutos, bueno creo que pasó ayer.
 
Había planeado escribir un texto sobre una musa traviesa, pero el texto no se está quieto, es un texto resbaloso, más bien como que le urge escaparse de los renglones. Traté de escribirlo sobre un papel en blanco y las vocales se dejaban caer sobre la alfombra. Fue un regadero.  Úes por todos lados escurridas en los sillones, se encajaron en el asiento como herraduras de suerte y las que cayeron hasta el suelo formaban mínimos arcos de croquet cuando trataban de caminar donde en mi mente me imaginaba que sólo faltaba que rodaran unas os.
 
Y sin querer, por descuido, con angustia y distracción, ya eran dos textos separados por un abismo, que hacían un escándalo con mucho eco entre el suelo, el sillón y la hoja tratándose de hablar unas letras con las otras. Súbete u, vete u, eteu, e u, u, u, u, u, decían unas pes.  ¡Cállense que son las 3 de la mañana en Estambul y los turcos están dormidos!
 
Traté de  componerlo, tomando un café, dos aspirinas y haciendo una llamada por teléfono. Estaba fingiendo indiferencia. Todas aquellas palabras se detuvieron un momento a observarme, a ver si de veras me iba. Estaban todas paradas en la orilla del papel y viendo hacia arriba desde la alfombra. Furiosas de mi indiferencia ( así son las emes cuando las dejas solas, son letras de alto mantenimiento y celosas como ellas solas, por eso se usan poco).
 
Yo fingía que no las estaba viendo, que ese texto ya no me importaba. Estaba actuando el ordenar una pizza (no se deben de intercambiar textos por calorías, no es sano), viendo hacia la ventana, pero en realidad trataba de ver el reflejo y vigilar ese caos antes de que fuera demasiado tarde.
 
Me sentí perverso y culpable, eso no se le hace a las palabras. Volteé un poco y me percaté, aun sin lentes que las letras se habían cambiado de lugar, había cambiado todo, las traviesas se habían arreglado hasta arriba de la página y decía "nadie es perfecto, no te hagas huey".
 
Tuve que voltear completamente, ya ponerme los lentes, hubo un chiflón que entró por una ventana abierta y sentí como salieron fantasmas de la pared, eran teclas de máquina de escribir, de esas que vivían atoradas, que ahora muertas, divagaban y protegían de manera invisible todas esas letras que se arrastraban por el suelo.  Gran dispositivo táctico en protección de las vocales caídas, para que yo no las pisara, los fantasmas de teclas las recogían , les hacían casita y las subían nuevamente al papel.

Escáner Cultural nº: 
153
Not Hamlet

Por Juan José Díaz Infante

jdiazinfante@altamiracave.com

Play!

Encuentro Interdisciplinario

Tecnología, Juego y Sonido

 

El arte de ser maestro es el arte de

ser asistente del descubrimiento.

Mark Van Doren

 

Play! es un encuentro interdisciplinario que explora las relaciones que se tejen entre los conceptos de juego, tecnología y sonido en el arte.

Escáner Cultural nº: 
138



Lenguaje y conversación
más que educación
cuantas veces al día fallamos en comunicar nuestras ideas


El matrimonio, el buen trabajo, los equipos de "beis", son ejemplo de estructuras que para ser eficientes y exitosas dependen de señales, símbolos, códigos y lenguajes. Si el manejo de los códigos es claro y transparente, se consigue un mejor trabajo o relación amorosa, inclusive la suma de éxitos de comunicación da como resultado una mejor calidad de vida – una consciencia –. Estamos llenos de signos y su orden correcto es imprescindible para que funcionen. Cualquier dislexia se convierte en ruido y basura. A mayor codificación es crítica la capacidad de lectura. Cuando la comunicación falla y las personas son indiferentes al mensaje cualquier estructura por mejor planeada que esté se cae sin remedio; los factores determinantes por la falla en la transmisión de un mensaje son generalmente: la conversación era con otro y el mensaje no le pertenece; puede haber un problema físico, el receptor puede ser ciego o sordo; por algún error de construcción de gramática o sintaxis el mensaje es basura o ruido, como en el caso de las computadoras GI-GO (garbage in, garbage out) - no importa que los signos sean los correctos, sólo se necesita una mínima falla en el orden o en el espacio para que sean nada, o sea, comunicación chatarra; también a veces me gusta especular que otra posibilidad en la falta de entendimiento de señales podría ser que es otra escuela de catchers, por qué no y, por ende su código de palmadas en el codo es sólo para un pitcher que no soy yo – sobre todo, porque en realidad no soy pitcher –; otro pensamiento que cruza mi mente, también posible, es la existencia de la magia y el encantamiento, el conocimiento secreto, los códigos que deben de ser de los iniciados para que no caigan en las manos equivocadas; La masificación de mensajes nos inunda de palabras a tal grado que ya no se pueden reconocer, la apariencia externa de los signos es la misma, el diluvio hace que se vea igual la basura que las señales genuinas de catchers para robarse la segunda base.
La palabra conserva su poder y usada correctamente el encantamiento todavía puede convertir el plomo en oro, sin embargo la palabra está perdida; cuando se pierde la palabra de la palabra de honor se pierde todo lo que colgaba de ahí. La tribu se convierte en esa secta de la película "Bajo el planeta de los simios" que adoraban como tótem a una bomba atómica.

Escáner Cultural nº: 
136