Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Perfiles Culturales

 


Los diarios de Márai. 1984-1989.

 

Sandor Márai (Hungría: 1900- USA1989). Diarios. 1984-1989 (Barcelona: Salamandra. 2008. Traducción de Eva Cserhati y A.M. Fuentes Gaviño) 219 páginas.

Por Rodrigo Quesada Monge

Esta edición de los diarios de Márai, en realidad el último volumen de seis en total, y que los otros cinco aún esperan ser traducidos al Español, tiene un excelente nivel y carece de entuertos litográficos, lo que prueba la brillante labor de traducción y montaje realizada por una editorial que se ha especializado en hacer llegar al público hispanoamericano, textos de alta calidad e inigualable factura artesanal. En pocas palabras, es sencillamente una delicia tener en nuestras manos un libro publicado por Ediciones Salamandra.

 

Estos diarios son una muestra significativa de lo que es la literatura profunda, aquella que trata y reflexiona sobre los grandes temas intemporales de la humanidad: la vejez, la desilusión, el cansancio, la esperanza, el amor, la compañía. La literatura de Márai es de lo mejor de la literatura centroeuropea, aquella que presenció y vivió en carne propia la caída del Imperio Austro Húngaro, y lo que significó para muchos intelectuales y artistas el hecho de tener que abandonar su hogar, para empezar a vagar por el mundo. Márai salió de Hungría en 1948, poco después de la ocupación de los comunistas, y estuvo en varias partes de Europa, hasta que finalmente terminó suicidándose en California, en febrero de 1989, totalmente solo, dos años después de la muerte de su esposa.

Quien emprende la lectura de estos diarios, se va a encontrar con el trazado de un viaje nostálgico y agobiante, de la madurez a la ancianidad. Las páginas desgarradoras, escritas con delicadeza, realismo y sabiduría, sobre el trayecto emprendido por algunos seres humanos, que van perdiendo contacto con la realidad, conforme los años los abruman, son de una ternura y una penetración insuperables. El cambio que se opera en la percepción del dato existencial cotidiano, la nueva textura que adquieren las palabras, el deterioro de las relaciones con las personas, la oblicuidad que se escenifica en los escenarios que trae consigo la vejez, todos estos son ingredientes rescatados por un escritor en plena potencia de sus talentos, que no siente la más mínima vergüenza, por compartir con otros el testimonio de su languidez personal.


La literatura de Márai estuvo sepultada durante unos cincuenta años. Incluso su suicidio tiene un significado proverbial y aleccionador, pues el autor húngaro tomó tan triste decisión poco antes de que los acontecimientos que tenían lugar en el Berlín de noviembre de 1989, se trajeran abajo el otro muro, el del silencio, que cubrió por años la independencia, la libertad y la creatividad de un ser humano plenamente consciente de sus orígenes sociales, políticos y culturales. Pocos escritores asumieron lo mejor de la cultura burguesa con tanta gratitud y complacencia. Esa burguesía políglota, viajera, segura de sí misma, de sus gustos y potencialidades, prácticamente la misma sobre la cual Marx escribió tantas páginas de admiración, retrocedió y tuvo que esconderse después de la Primera Guerra Mundial. Pero autores como Márai la salvaron del olvido. Sin embargo, los nazis primero y luego los comunistas, hicieron lo imposible por sepultar en el mutismo más avasallador aquella cultura, sobre la cual Stefan Sweig decía que no tenía parangón por su exquisitez de modales, generosidad, disciplina y capacidad de evocación artística, literaria, plástica y existencial.


Quien hoy lee los diarios de Márai, debe prepararse para presenciar la triste crónica sobre la muerte de un mundo que se hundió con la caída del Imperio Austro-Húngaro, varias veces recuperado artísticamente por autores posteriores, entre ellos nuestro escritor, para quienes, casi al final del siglo XX, seguían vibrando con la evocación del recogimiento cálido que dicho mundo significaba para ellos. La enfermedad y la muerte de su esposa, la construcción altruista y digna de su soledad, compañera inescrutable de su ancianidad, hacen de estos diarios de Sandor Márai, un sobrecogedor testimonio sobre cómo algunos artistas afrontan la caída de su universo personal, y de su extinción física. Junto a estos diarios, las novelas que nos legó (La hermana, Divorcio en Buda, La herencia de Eszter, El último encuentro, La extraña, La amante de Bolzano y otras) prohibidas durante años por las autoridades comunistas de su país, hacen que Márai merezca ser leído de nuevo, por la elegancia, sutileza, evanescencia y fluidez con que los escenarios novelescos, los personajes y los hechos son retratados en ellas. La inquebrantable lucidez y sabiduría que tuvo una editorial italiana para rescatar a Márai el escritor del olvido, son algo que debemos agradecer con premura, pues debido a ello, es hoy uno de los narradores más leídos en Europa y otras partes del mundo.
 


Rodrigo Quesada Monge. Historiador costarricense. Catedrático Jubilado de la UNA-Heredia, Costa Rica. Premio Nacional de la Academia de Geografía e Historia (1998).

Imagen: está liberada al dominio público, tomada de Wikimedia

Escáner Cultural nº: 
147

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