RICARDO YÁNEZ Y LOS RECURSOS DE LA INOCENCIA
RICARDO YÁNEZ Y LOS RECURSOS DE LA INOCENCIA
Desde México, Jorge Solís Arenazas.
Advertía Nietzsche que "las grandes cosas exigen que no las mencionemos o que nos refiramos a ellas con grandeza: con grandeza quiere decir cínicamente y con inocencia". Justamente así puede definirse el tenor que envuelve la poesía de Ricardo Yánez (Guadalajara, 1948). Sin proponerme aquí abarcar todo lo que esta escritura significa, su riqueza múltiple, me limito a ciertas aproximaciones a partir de dos trabajos esenciales: Divertimiento (1971) y Escritura sumaria (1977), reunidos en la segunda edición de Ni lo que digo (1998).
I
"A Yánez -asegura José Homero- la soledad le interesa no como consecuencia de la desigual repartición de la riqueza o de la atroz condición humana, sino en relación con Dios. La divinidad preside este universo y los poemas se asumen como una manera de formular un diálogo con esa omnipresencia elusiva.
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