NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo XLI
NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XLI
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
Por Jesús I. Callejas
TRAGEDIA
Casona formada por frases y peores párrafos al final de calle adoquinada. Estructura de dos plantas al estilo de una ensalada de Gaudí con mónadas por ventanas ciegas y mudas; músculo, u órgano que se contrae y dispersa balanceando la polvareda erigida cortinaje. Madre e hijo ombligados mediante manguera-pene que los hace ondular: astronautas oclusivos. Ella baja circulares escaleras chocando contras las paredes empapeladas de distorsiones florales, mientras él desayuna atornillado a la mesa para no cometer erupción en la techumbre.
El caserón asemeja sótano de encuadernado mamífero. Inclusive, ciertos -aunque falaces- muebles empotrados en losetas claras son grandes mamas capaces de alimentar paladares sin rasgo púdico alguno. Hijo que arranca un trozo de queso en la muralla sustentadora de cocina, exprime un adminículo del que brota leche vertida en los jarros y unta de mantequilla, extraída de bamboleante solado de baldosas. Una tostada deja resbalar cielorraso en plato. Brevemente enredada en la pista umbilical la madre abre una nevera de la que escapan mariposas miles portando ropajes nunca vistos. Son tantas, tantísimas, que oscurecen la mañana provocando que el hijo encienda potentes focos: Hay que desmenuzar lepidópteros, cubriendo negritud y logrando que en la nevera dos mil orugas huérfanas se derritan sin credenciales de burbujas.
Una nevera desconectada activa flores; no olvidarlo. Déjalas que se vayan de paseo por un rato, dice el hijo ocultando el grueso instrumento bajo la tabla-mesa. Sí, y la anciana abre una ventana sobre el farallón por la que se precipitan, legión de flechas en otra fangosa batalla medieval. Esa mañana el hijo ha vacilado. Si haces lo segundo me matarás de tristeza, hijito mío; aquí traigo el frasco… Puedo hacer ambas, y él, liberado de cansancio, expone el sacrificio contra un altar de vegetales; descarga el cuchillo de casi medio metro su mensaje contra azuladas venas aquí, allá verdosas, en la caverna humedecida. Chorro de grifo hacia los rostros. Botiquín a la espalda, oh, mochila de alpinista herido, incapaz de escalar rostros hacia el Tíbet. ¡No es nada, no es nada!, se consuelan desde sus máscaras deshechas. Nadie te ama más que yo que deseo tu felicidad, mi amado niño. ¡Qué orgásmico canto de batalla, qué himno de sensualidad filial!
¿Qué mutilamos hoy para tu goce, mamá: apio, perejil o venas de cordero? Porque hoy sí hay que morir, te lo aseguro. Ya no soporto más. ¡No es nada, no es nada! Todo está bien, cariño, es el precio del sacrificio. Nunca abandonarás esta casa; no te irás en busca de ese mundo lleno de perras en celo y de traidores. Velaré por ti. Sólo tú y yo, sólo tú y yo. Sufro, madre. Perdóname. ¿Nunca irás en busca de otros hombres? No, hijo mío; perdóname tú. Acuna el carruaje sanguinolento orientado a la pantalla de la computadora. Caen abrazados. Inútil la toalla para tapiar lo que acontece al otro lado. ¿Qué parto a la inversa ocurre? Me has convocado.
-¡Cuánta sangre!
-Una asquerosidad.
-Parece una telenovela…
-Repugnante.
-¿Entonces?
-Muertos los dos.
-Pero, ¿quién mató a quién?
-Esperamos el informe del forense.
-Tenía sesenta… Aparentaba mayor edad. De nombre Amelia…
-¿Su apellido?
-Un momento… estoy revisando el expediente. El hijo, treinta…
-¿Y el padre del muchacho?
-Nada se menciona sobre él, aunque ella, dicen los vecinos, se la pasaba hablando hasta la obsesión sobre un hombre de su juventud al que odiaba, que supuestamente la engañó…
-De seguro otro psicópata.
-No significa que fuera el padre...
-Tampoco excluye la posibilidad.
-¿Sería un pacto suicida?
-Puede ser. Fíjese: Ambos con extenso historial psiquiátrico; múltiples ingresos, reportes de consistente agresividad recíproca, manifestada en violencia verbal y física.
-Nuestra profesión a veces es desagradable.
-Lo es…
-¿Cómo es posible que esta clase de gente ande suelta por ahí?
-Confuso, ¿no?
-Nada entiendo…
-El ser humano es un enigma.
-Efectivamente, inspector Flores (Luego me voy al club sadomasoquista a que las putas me flagelen duro mientras eyaculo encadenado).
-En fin, el forense dirá, agente Beltrán (No veo la hora de salir de aquí para ir a cazar venados y desahogar la homicida frustración que traigo).
-Vamos por un café.
Amanecí con los bolsillos embarazados de clavos y tornillos en disputa por su primacía en el binario Festival de las Crucifixiones. Gran premio: un auto con muñeca inflable recién expulsado de la ensambladora. Hasta la fresca pintura celeste invita a la dulce masturbación de omóplatos. ¡Delectable!
Continúa en el próximo número de la revista.
Capítulos anteriores:
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Capítulo I en: http://revista.escaner.cl/node/7174
Capítulo III en: http://revista.escaner.cl/node/7231
Capítulo IV en: http://revista.escaner.cl/node/7294
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Capítulo VII en: http://revista.escaner.cl/node/7393
Capítulo VIII en: http://revista.escaner.cl/node/7432
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Capítulo XXI en: http://revista.escaner.cl/node/7785
Capítulo XXII en: http://revista.escaner.cl/node/7813
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Fuente de la imagen: Imagen de dominio público.
Novela Yo bipolar, de Jesús I. Callejas, publicada en formato digital en http://www.bookrix.com/_ebook-jesus-i-yo-bipolar/
Fecha de Publicación: 01-21-2013
@copyright Prohibida su copia sin la autorización del autor.
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Email sibaritamito@gmail.com
Jesús I. Callejas (La Habana,Cuba, 1956) Estudiante de múltiples disciplinas -entre ellas historia universal, historia del arte, literatura, teatro, cine, música-, afortunadamente graduándose en ninguna al comprobar las deleznables manipulaciones del sistema educativo que le tocó sortear. Por ende: No bagaje académico. Autodidacta enfebrecido, y enfurecido; lector de neurótica disciplina; agnóstico aunque caiga dicho término en cómodo desuso; más joven a medida que envejece (y envejece rápido), no alineado con ideologías que no se basen en el humanismo. Fervoroso creyente en la aristocracia del espíritu, jamás en las que se compran con bolsillos sedientos de botín. Ha publicado, por su cuenta, ya que desconfía paranoico de los consorcios editoriales, los siguientes libros de relatos: Diario de un sibarita (1999), Los dos mil ríos de la cerveza y otras historias (2000), Cuentos de Callejas (2002), Cuentos bastardos (2005), Cuentos lluviosos (2009). Además, Proyecto Arcadia (Poesía, 2003) y Mituario (Prosemas, 2007). La novela Memorias amorosas de un afligido (2004) y las noveletas Crónicas del Olimpo (2008) y Fabulación de Beatriz (2011). Reseñó cine para revistas impresas, entre ellas Lea y La casa del hada, y publicaciones digitales. Recientemente ha publicado los trabajos virtuales Yo bipolar (2012) (novela); Desapuntes de un cinéfilo (2012-2013), que incluye, en cinco volúmenes, historia y reseñas sobre cine; Arenas residuales y demás partículas adversas (2014) y Los mosaicos del arbusto (2015), ambos de relatos, así como el primer volumen de la novela Los míos y los suyos (2015).
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