Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Rolando Gabrielli

COCINANDO CON LOS CLÁSICOS, LA POESIA

Ingredientes Nerudianos

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

El gran cocinero de la materia, de los frutos de la tierra y el mar, esperanzas y luchas del hombre, fue Pablo Neruda. Otro tiempo, otra historia, otros vientos soplaron el fogón de su poesía. Cocimiento de greda, palabra Sur, seducción de los aromas, mosto de soleados viñedos, secreta rosa de una colgante luna. El poeta comenzó con las cerezas pálidas, juveniles en los muelles del alba, sus canciones desesperadas como aromos en flor. A fuego lento, sobre la superficie del pequeño horizonte de la ventana del atardecer crepuscular de Maruri, el poema se hizo carne deseada. Rangún, el fruto de la soledad, la gran materia de la poesía, su desvencijada textura, la carroza rosa del atardecer.

Yo creo en la cacería del tulipán negro. La rosa inválida de la noche, sus rotas espinas. Menú de mar revuelto la espuma del cochayuyo, de patios desolados en la luz mínima de sus himnos, la Carta del poeta bajo los hongos de la muerte. Fueron amores y residencias, ciegos relojes, campanarios. Fue nerudiano el ombligo de la poesía, caracol, alba, Sur, trenes, naufragios, astros a lo lejos y vino España muerta, degollada, lorquiana. De los hongos muertos de sus muñones alzados en las Plazas de Toros, crecieron banderas rojas: fue fugitivo el poeta, su canto atravezó América y sería otro el cocimiento de su caldo.

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LITERATURA Y POESÍA

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

UNO

Entra un ciego a una página en blanco y dice que leyó todo. Se va sonriente. No se confundan, he memorizado todo. La página ha quedado en blanco nuevamente.

DOS

Yo me firmo con seudónimo y cargo bajo la página, a la derecha, mis iniciales. Nadie sospecha que con mi anonimato, garantizo mi doble calidad de inédito. El plagio espera en otra página, vestido en su gabardina gris y afila sus largas inmortales uñas amarillas.

TRES

La literatura es íntima, asquerosamente pública, globalmente banal, rabiosamente obsesiva, solitaria, huérfana.

La literatura es un viejo animal herido: mezcla de dromedario y dinosaurio, un jilguerito con voz de tenor que canta en el desierto. (Los reptiles arrastran su cuerpo con felicidad)

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7 AÑOS DE ESCANER CULTURAL. CELEBRA CON HOMENAJE A GUILLERMO DEISLER EN UNIVERSIDAD DE TALCA - SANTIAGO DE CHILE

POR YTO.CL

Escáner comienza su octavo año. Celebra sus 7 años de vida. Desde el 12 de enero de 1999, muchos columnistas han pasado por la revista, muchas colaboraciones, mails, invitaciones. Activa vida ha tenido Escáner Cultural.

Estamos muy contentos de haber podido publicar los cerca de 2.400 artículos, más las Ediciones Especiales, la Comunidad Escáner Cultural y A granel.

Escáner Cultural no ha recibido ningún tipo de ayuda económica ni financiamiento durante estos 7 años. De lo cual nos sentimos muy orgullosos.

Queremos agradecer a todos nuestros lectores que nos han apoyado durante estos años. También a los que nos han hecho links, reenvían nuestros e-mails de portada. Citan nuestros artículos y nos han convertido en referencia. A los profesores que usan nuestro material en sus clases. A Violeta que copia los poemas a mano en su cuaderno.

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CAMPANARIO 13

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

CAMPANARIO 13

Tañe el día,
poema cero,
templo recluso,
campana del alba.
Amanece,
nadie más nadie.
Sol, tañido
de mi memoria.

DOS
¿La campana idolatra
el sonido o conovoca
el silencio que tañe
el olvido?

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PERRO DEL AMOR

Desde Panamá, Rolando Gabrielli

Qué será de la vida del poeta Oliver Welden, que una tarde de la primavera nortina viajó hacia Estados Unidos, para confundirse con su propia historia y esfumarse, para nosotros, sus amigos, compañeros de viaje, en esta ruta de la diáspora silente disparada a los cuatro puntos cardinales, sin asco, sin piedad, ni medida, ni clemencia, como en el bolero peruano.

Tengo en mis manos su libro Perro del Amor, publicado en 1968, Premio Nacional Luis Tello, de la Sociedad de Escritores de Chile, y leo en él una poesía trascendentemente coloquial, humana, de aquello que se anida en la memoria y cuyo paisaje tuvo un costo para transformarse en experiencia.

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STOP CHILE POESÍA

Por Rolando Gabrielli

Lanzo una moneda al río Mapocho y sé que no me la devolverá. El río tiene aguas achocolatadas, sucias, no es un espejo. Veo su hilo grueso, pero no estoy allí. Lo siento crujir entre las piedras, su espinazo largo, dormido, herido. Le viene la primavera al río, menos agua, más sombrío. Río sombrero en verano, ardiente, menos cordillerano, lento, de aguas mansas. La moneda va en el aire, siento su silencio. Pienso que la verdad es una esponja que debiera absorber todo. Lanzar en otoño una moneda al río, se puede confundir con una hoja dorada. El tiempo se dobla como un papel de diario y se guarda en el bolsillo trasero. Las noticias no duran nada, cada día menos. El hombre inventó la velocidad en este tiempo, para derrotar su propio calendario. La moneda va hacia el vacío y el río la espera inmutable. No sabe si será cara o cruz el primer contacto del metal con el río. La suerte se rifa asimisma. El río me recuerda un largo sueño que no termina. La despedida en un andén desconocido. El río viaja más en el invierno que en el verano. La moneda no compra más que un segundo, el instante que dejará de serlo. El metal se irá sin sonar en el río. Una moneda que se gasta en el agua. La mano es el último contacto de intercambio para lo que fue creada. Se desprende del mundo que le asignó una función y lugar lugar. Dejará de tintinear en un bolsillo, ser moneda de casino circular en un monedero de bus. Llegará más lejos en el río que en mi bolsillo. La primavera cuenta sus primeras monedas en el brote de sus flores. Huele un nuevo tiempo, ya se puede lanzar una moneda al río. El tiempo, a la vuelta de la esquina, se deja ir en el río. La ciudad es un viejo patio, el lugar común de mis pasos, una calle que me recuerda el abecedario, la deletreo, nombro, escribo en el pizarrón de clases. El Norte, la entrada a Chile, el Sur, un camino hacia el fin del mundo. Mi tiempo real lo ocupó el ombligo de su geografía, Santiago, el espacio vital de la memoria. Somos Sur simplemente. La metáfora de la S, Una Rompiente ruta de mar. Chile se atraviesa fragmentado en el aire de su espacio, copihue roto sangrante, rojo y blanco, la geografía Sur, eslabón perdido unido a América.

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DIARIO DE UN HOMBRE INFINITAMENTE ENVENENADO: ¿PANERO LE ROBÓ LAS CREDENCIALES A DIOS O AL DIABLO?

Por Rolando Gabrielli

Leopoldo María Panero es el poeta más importante de España, aunque España le haya puesto una camisa de fuerza y lo envenene con el calmante haloperidol.

Encerrado en un manicomio hace casi dos décadas, el diario español El País pareciera haberle descubierto, y le entrevistó en un lugar conocido como la Residencia de Estudiantes. Escoltado, el poeta, por su colega y amigo Félix Caballero y una sugestiva admiradora, llamada Amaraba, habló de lo humano, divino, la poesía, España, la democracia, el Quijote, Neruda, la psiquiatría, sus preferencias sexuales, Freud, el Papa, Rasputín, Lacan, todas las etcéteras de las preguntas y de lo que le rodea: la locura. Panero, creo, no le deja un solo pelo a la lengua de sus palabras.

Panero viajó este año a Chile, invitado, bajo una estricta custodia, y recitó su poesía en el manicomio de Santiago de Chile, sitio de una vieja capitanía hispana, cuyo capitán general perdió la cordura en los momentos de apremio.

La conversación de El País con Panero, autor de una poesía en el límite, sin fondo, un lenguaje en escombros permanentemente, no incluyó poemas de su factura, sino dejó funcionar la escopeta con su pólvora acorralada en el manicomio del doctor Rafael Inglod, en Islas Canarias. 

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(D)EL FOLLETÍN DE GABRIELLI

Por Rolando Gabrielli

Hace más de cinco años no compro diarios. Soy periodista. Escribo esta revelación en mi Blog número 13. Leo periódicos extranjeros para enterarme del país donde vivo. Los leo por Internet, porque todos son iguales. Las noticias se repiten. Las cambian y son las mismas. Vuelvo a hacerlo no sé cuantas veces en el día, y no fallan. Así compruebo que el ciberespacio es un viaje por la tierra, con todas sus miserias. La profesión de periodista es lo más inútil que me ha tocado desempeñar durante 34 años. Un tiempo sinceramente extenso, que requiere una vida para vivirlo y termina convirtiéndose en algo inevitable. Tu sombra, por decirlo de alguna manera. Es algo que todos cargamos y nos responsabilizamos de forma espontánea. Doy vuelta la hoja. Marzo 15 del 2006, estoy abrazado a una mujer en un aeropuerto. Es su cumpleaños. Es la misma que me retiene y yo a ella, su mano en una playa. Caminamos como si nos hubiésemos conocido toda la vida, lo que es cierto y decidimos sentarnos a esperar nuestro tiempo. Nos suspende una amplia sonrisa, como astronautas dentro de la misma nave y burbuja.

13 de abril, debió ser martes, lo marqué inútilmente en rojo. Es otra fecha. ¿La mala suerte tiene algún color? La buena es azul, había escrito más adelante. El mar pare, traga, pero da vida. Y es azul. Arriba, el cielo, es azul. 7/10 de la Tierra es mar. La Tierra es azul. Las estrellas son azules. Y sobre todo recuerdo un balde azul con el que recogía arena en la playa. El mar era inmensamente mío. Yo escribo por otras razones. 

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HISTORIAS DEL OTRO INQUILINO

Después del diluvio, los escombros, la casa en un misterioso segundo aire

Por Rolando Gabrielli

UNO

El Big Bang, el agujero negro que se hizo luz, y nos transformó la Tierra en un gran bizcocho lleno de agua, conmemora su tragedia, de un tiempo aparentemente vencido, el círculo de la bestia que habita y anula las verdaderas inocentes bestias. Animales del mundo, Uníos...
Escribo junto a un río, mientras se derriba la mitad de mi casa, - propiedad privada, el largo sueño personal, espacio único, lugar reconocido desde la época de las cavernas- porque de lo contrario se desplomaría sobre mi propia humanidad y de quienes habitamos en ella, al filo de la navaja.
Durante largos años parché sus paredes como un samaritano, producto de la estafa de una constructora, que jamás aceptó los reclamos y cambió de razón social en la impunidad del mediodía, la hora en que los cuervos se instalan sus servilletas blancas en el Club Unión.
Las vigas separadas, ausencia de columnas en lugares claves de la construcción, terreno no adecuado, bloques rellenos de papel, y un sin fin de trampas subalternas, en la retórica de la supuesta viveza criolla, obligaron a una cirugía mayor, para evitar una inevitable desgracia.

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GABRIELLI IN SFUMATO

Por Rolando Gabrielli

Se nos borra el borrador de la ciudad. El eterno soldado de la calle nos pregunta: ¿a dónde vas?

El valle de Santiago es mi caverna desolada.

Punto cero. La mañana ya partió en la indefinición del copulante día. El río Mapocho sabe que atraviesa la muerte en sus aguas achocalatadas, terminales, vencidas, entremezcladas por el ano horizontal de la ciudad. Azucenas fértiles, vírgenes, toda la pasión para estas calles sin olvido olvidadas. Cactus mis amores, los parques, todo se deja casi en un closet.

Junio del 75, ni para atrás, ni para adelante, un balde rojo chorrea la sangre, los excrementos de Santiago.

La ciudad es un membrete pálido, el sello de su último velorio, destino mortal. Este paraíso perdido nos huele a bolitas de alcanfor.

En un Estado de Sitio, ya no tengo lugar.

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EL LENGUAJE INEFABLE

(La Pista blanca y otros Poemas)

Por Rolando Gabrielli

La poesía es pólvora mojada en medio de un lenguaje contaminado, que se desmantela antes de tocar tierra. Los sentidos cargados en el poema y su lenguaje, son cáscara, ceniza, polvo, y sólo el gusano prospera. La poesía es el cadáver exquisito proclamado por los surrealistas, pero yace a la intemperie, no como reina subyugada por la palabra, inefable dama, sino chasqueada por los dedos de un mesonero, empujada detrás del atril con vergüenza y miedo. No anida, no vuela, no sueña, no nada, y no dejan que el poema se sueñe así mismo en su pobre perfomance de tía solterona, quinceañera desdentada, gitana sin amuleto.

¿La poesía escribe su epitafio? No hay tal suicidio, ni corroboración y menos consentimiento. La poesía es casi un acto de fe, ni siquiera una vocación tardía o el soplo azucarado de un domingo bajo los frondosos robles o los ingenuos, melancólicos sauces llorones. De cualquier manera, la poesía subyace y yace bajo palabra, convicta de su olvido. Y bajo la lápida del mercado, aún respira. Ha superado la horca, la guillotina, la bala en la sien, la anestesia del tiempo, cloroformos burocráticos estatales, el infinito menosprecio privado y esta actual indolencia editorial, enfermedad terminal del mercado.

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ROSA 41, LA ESPINA DEL POEMA

Por Rolando Gabrielli

Me sorprende el viejo tema del amor, entre la rosa y la espina, la crucifixión del silencio. La poesía recupera la rosa que se desvanece como si su color fuera de utilería. Restablece, la palabra, el misterio en la rosa. 41 en el azar de la fecha mágica, la vida en el tiempo que es una medida intangible, ejercicio de lo personal. Agua, aire, la rosa suspendida en el sueño, flota la luz que ella recrea, el sol rojo va de su mano y es raíz en su efímero esplendor, el tiempo que la huele y respira.

El poema es sólo un camino, la ventura de la rosa está en lo que la espina le confía al silencio y ella ama son su doble belleza. La poesía es barco de su propio naufragio y siempre algo deja de sus aguas. El ebrio navío del poeta maldito, continúa devorándose en la llama del poema, que aún se baña en el Poema de la Mar: infundida de los astros, latescente/devorando los verdes azules.

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ROSA 41, LA ESPINA DEL POEMA

Por Rolando Gabrielli

Me sorprende el viejo tema del amor, entre la rosa y la espina, la crucifixión del silencio. La poesía recupera la rosa que se desvanece como si su color fuera de utilería. Restablece, la palabra, el misterio en la rosa. 41 en el azar de la fecha mágica, la vida en el tiempo que es una medida intangible, ejercicio de lo personal. Agua, aire, la rosa suspendida en el sueño, flota la luz que ella recrea, el sol rojo va de su mano y es raíz en su efímero esplendor, el tiempo que la huele y respira.

El poema es sólo un camino, la ventura de la rosa está en lo que la espina le confía al silencio y ella ama son su doble belleza. La poesía es barco de su propio naufragio y siempre algo deja de sus aguas. El ebrio navío del poeta maldito, continúa devorándose en la llama del poema, que aún se baña en el Poema de la Mar: infundida de los astros, latescente/devorando los verdes azules.

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HAMBRIENTA DE POESÍA

Ciudad baldada y otros poemas

Por Rolando Gabrielli

Una parte del cuerpo y de la especie humana, pareciera no poder vivir sin algo de poesía en sus carnes y espíritu, en la corporalidad esencial de su humanidad. O legítimamente, en el cuerpo cotidiano de las cosas. Es el recurso del gesto, guiño, la otra voz que aún es alquimia y lenguaje, ilusión, otra mirada de la vida.

La poesía tiene tantas definiciones como indefiniciones, es la palabra más contaminada de lo nuevo, sorprendentemente innovadora, comunicación y lenguaje, cuando es verdaderamente poesía.

Palabra universal e intraducible, el poema. Sin embargo, responde a los mismos resortes universales en cada época, al sentimiento mayor, único de la humanidad: el amor.

Se escribe por amor y amor a la palabra, al otro, a la vida.

Rolando Gabrielli

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POEMAS DE LA ROSA CUARENTA - EL MITO DE F EN CHILE - EL VACÍO VERBAL DE LA PASARELA BANAL - ¿LITERATURA EN LA RED? - ESCANER EN EL SÉPTIMO AÑO SIETE

Por Rolando Gabrielli

ESCANER EN EL SÉPTIMO AÑO SIETE

Dicen que una golondrina no hace verano. Debe ser, digo, porque la golondrina es el verano. Ligero cuerpo de bailarina, deja montañas y mares, sube al cielo y funda el verano con su largo sueño en el viaje y la aventura de Ulises. Escáner , ya es esa golondrina este 2005, al entrar a su séptimo verano, en medio de miles de portales, su vuelo con alas Sur, teje en la Red su sueño en cada una de las estaciones. Séptimo siete, año de la suerte como el 2005, sale el conejo en su blanca magia y estas páginas son el verano de todas las golondrinas que vuelan en nuestra memoria.

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