Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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Novela

PRIMICIA LITERARIA

Novela Neofeudal
LA BROMA DE LA BARONESA

Atención Amigos de Escáner Cultural. Con alegría les contamos que nuestro columnista Diego Cerda ha publicado su Novela Neofeudal. Se encuentra disponible en tienda online de Amazon:

http://www.amazon.com/dp/1506084346/ref=cm_sw_r_fa_awdo_jDXgvb0NE70F9

Aquí les dejamos una reseña de la obra y del autor.

Un valle exquisito de los Andes en Sudamérica es devastado por la instalación de una gigantesca planta de faena de cerdos. La situación de catástrofe ambiental desencadenará la indignación pública hacia un conflicto social frenético y accidentado, definido por la rebelión hacia todo el sistema económico político de una orgullosa república. El neofeudalismo corporativo de los “dueños del país” y sus mayordomos, es confrontado por la voluntad de una líder prestigiosa, enérgica y globalmente influyente; decidida a recurrir a todos los recursos y efectos para desarrollar su propio experimento político.

Estamos frente a una rara contienda anti-kafkiana, en la cual los lobistas y altos funcionarios públicos y privados, serán abrumados por la emergencia de un enclave territorial autónomo al Estado, del cual no sabrán cómo entrar ni cómo salir; un nuevo territorio desenganchado de su lenguaje y disparado de su realidad. La protagonista dará vuelta los principios político - administrativos y moldeará los fundamentos de una alternativa hasta entonces no concebida.

Invitado

NOVELA: YO BIPOLAR.

Capítulo XVI

 

 

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.

Nicolás Boileau

Por Jesús I. Callejas

LA FAMILIA

Seis vástagos a los lejos trepan; tres mujeres entre ellos. De adolescente, mi huérfano padre, adoptado por una tía materna -murió virginal y decrépita-, laboró en lo que pudo: vendió periódicos, fue mensajero, lavaplatos, botones. Sin dejar de estudiar con ahínco llegó a técnico farmacéutico, ascendiendo al fin a jefe de su departamento hasta el momento del retiro.

Conoció a mi madre, asidua clienta que llegó a diligente costurera según la tradición familiar. Nuestro padre experimentó prematuramente la caída de casi todo su tejado, ostenta nariz respingona y delgada estatura mediana; se comporta racional y paciente ante las reglas puntillosas de mi madre, cierta vez beldad criolla de densa cabellera acuervada. El recinto familiar: intachable matriarcado -la reverencia mariana, aunque sin perversidades-, que fusionaba el respetuoso ateísmo de él con el moderado catolicismo de ella. No broncas matrimoniales, acusaciones vitriólicas, ni palizas a los hijos.

Escáner Cultural nº: 
179
Invitado


NOVELA: YO BIPOLAR.
Capítulo XV

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.

Nicolás Boileau

 

Por Jesús I. Calleajas

PANORAMA Y DIAGNOSTICO

Neurótico-paranoide. Etiqueta recibida durante la infancia, como si me otorgaran ceremoniosas cartas de nobleza. Resistiendo fuerzas invasoras -tal vez no fueran invasoras por residir aquí con todo y pasaporte- pero la crisis de misantropía al fin triunfó. Posteriormente se me denominó maníaco-depresivo; ahora soy bipolar, según el Seguro Social y los del Centro de Rehabilitación Vocacional, que expidieron un informe de tres horas de extensión y veinte páginas de minutero: mismo decreto asumido por el barítono psiquiatra en diez minutos y una cuartilla. Altisonante cambio terminológico. Bipolaridad o trastorno maníaco-depresivo (psicosis maníaco-depresiva). Trastorno causado por un desorden o desequilibrio bioquímico o electroquímico en los neurotransmisores del cerebro.

Escáner Cultural nº: 
178
Invitado


NOVELA: YO BIPOLAR.

Capítulo XIV

 

 

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,

sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.

 

Nicolás Boileau

 

Por Jesús I. Callejas

 

ENTRE ELLOS Y YO

La corte de Enrique VIII. Un malsano avispero tras la muerte de Jean Seymour, aparentemente la única mujer por la que sintió ternura; la de temperamento dócil (creo que de ahí le venía al hombre la ternura), la que le propició el deseado hijo varón. Alberto, no tienes que preocuparte por actuar; sé tú mismo. ¿Insinúas que me parezco a este rey gordo y despótico? No, pero, por favor, escucha mi sugerencia. Si insistes en actuar el público se percatará de cuán deliberado te proyectas. Y tú, Amelia, trata de controlar el énfasis corporal; recuerda que Jane es lánguida. Sí, pero ¿doy o no bastante bien el personaje? Perfectamente. Sigamos.

Ah, la muerte la montaremos al final; es decir que estarás en escena bastante tiempo. A Catalina de Aragón, tía de Carlos V por ser la hermana de Juana la Loca, lo unió más el intelecto; a Ana Bolena la pasión. Marta… Te escucho. Catalina se expresaría con mayores pausas; mira, la gente en esa época hablaba de otro modo. Recuerda: intelecto entre tú y Alberto. Tú sabrás; eres el director. Gracias. Rosario… ¿Sí? Tu Ana Bolena… Quiero decir, el juego erótico con Enrique encubre un complejo torneo político. Es combinación imprescindible para comprender el trasfondo de la obra. ¿Percibes la intención? Sí, sí. ¿Seguro? Sí, sí.

Escáner Cultural nº: 
177
 
 
NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo XIII
 
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, 
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
 
Por Jesús I. Calleajas
 
SOY AMADO…
 
Síntoma alarmante: tres días sin bañarme. Extraña metamorfosis. Las axilas derechas me olían a cebolla primero, al rato a veneno para cucarachas; a naftalina la parte izquierda. Sí, la figura en el espejo es otra… Sin embargo, las semanas siguientes dos duchas diarias. Limpiar la mente es más complicado. El aroma a huevos fritos y café de moka me dice que a la vida le importo un carajo. Tal vez me engaño. Café y huevos. Concluyo, ingenuamente, que todo lo leído y vivido de poco me ha servido. Algo emerge innegable, intacto en su crucial brutalidad: este mundo es un malsano campo de batalla. Quien crea que viene acá en busca de paz anda errado.
Escáner Cultural nº: 
176
Invitado

 

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo XII


Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau


Por Jesús I. Calleajas

LOS DOS Y EL OTRO

El mapa polvoriento sobre la pared necesita un chorro de limonada que le acelere senectud. Ahí aparecen nuevamente, aunque hoy han llegado con retraso. Ya me hartan.
Hombre 1:
El globo geopolítico nuevamente astillado; aumenta el número de países. ¿Qué tal? Un hormiguero cíclico.
Hombre 2:
¿No que apoyas fervientemente todos los nacionalismos sustentados por sus respetables acervos culturales?
Hombre 1:
Sí, durante mi juventud; ya no sé qué creer... Considera los años transcurridos…
Hombre 2:
Incentivamos el sincretismo económico, el concepto holístico de la ideología. Ven…
Hombre 1:
Me atraen las clásicas Atenas y Roma, pero ésta fue un imperio. Mas, cuidado: El sofisma que nos quiere vender el Nuevo Orden Mundial propone diferente denominación imperial a través de la globalización.

Hombre 2:
Concepto obsoleto. Dices rechazar la violencia pero no negarás que te seduce su nomenclatura.
Hombre 1:
Sólo como catarsis artística.
Hombre 2:
No seas descarado.
Hombre 1:
Soy pacifista… cuando me dejan. La supremacía del dinero, con su deidad la Banca, sustituye al de la espada. Visualizar la privatización del Estado, gestada durante siglos… ¿El porvenir que ofrecen sus invisibles fronteras? ¿Repetición viciosa o truco dialéctico en reserva?

Escáner Cultural nº: 
175
Invitado

 

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo XI

 

Por Jesús I. Callejas


Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau

PEREZA

 

La inutilidad. Nunca tuve vocación profesional. ¿Permisible el hombre sin vocación profesional? Nunca, nunca. Implicaría la burda admisión de un vago en la sociedad. Se le tolera y punto. Es así: soy un vago; ah, pero un vago incapacitado, lo que le da categoría al asunto. No creo ser un psicópata. Y no, no me siento culpable por los dislates pequeño burgueses con respecto a la sacrosanta obligación del embaucador trabajo y las abominaciones de la castidad. Este nombre no es mío. El peor de mis pecados, si existen, es haber nacido sin entusiasmo ante la vida; el despreciar la bisutería que se nos ofrece en calidad de alhajas.

 

Durante la adolescencia intenté ser un bufón distinguido. Es obvio: la aceptación social me agarró por las bolas: Yo quería caerle bien a todo el mundo y eso me causó reputación de inseguro; de ahí al irrespeto hay una borrosa línea y la crucé estúpidamente. Pero, de cierto modo, las cosas cambiaron al percatarme -ya era hora- de que ninguna reverencia le debo al ocasional bando de mediocres. ¿Por qué ser payaso de los imbéciles? Venir esperanzado al mundo, abrazar la vanidad, fenecer. Primoroso en teoría. Saludable que la gente consiga lo que le agrada materialmente; pero qué de los otros, los falsos optimistas, los revolcados en letales deudas con sus patrocinadores; los Faustos de la nueva era: los Infaustos. Soy un inútil, y tal aserto, ratificado es por mi propia opinión; suponiendo que, reitero, sea mía. Si no hay libre albedrío los pobres mezquinos también serían inocentes: nuestras acciones no dependen de nosotros. Ah, que al amor y la compasión se rieguen entre todos... en cataratas de ignominias.

Escáner Cultural nº: 
174
 
NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo X
 
Por Jesús I. Callejas
 
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
 
CONFUSION
 
 
Encuentro las mismas contradicciones entre lo del karma y el pecado original: Si hay que "mejorar" para liberarse del "samsara" estamos colocando el libre albedrío sobre el tapete; implicatorio de que los hinduistas de diversas escuelas y budistas, al igual que los occidentales, creen en la dudosa capacidad de arbitrio para tan magna realización. Sólo difieren en las herramientas colocadas en el potro del tormento espiritual. Sin embargo, un inteligente, aunque taciturno y desdeñoso, budista aspirante a renunciante (samnyasin) con el que he compartido algunos cafés en el barrio dictaminó que mi opinión era errónea; comentó doctoral acerca de mi ego, etc., aunque su explicación, lejos de aclararme dudas las enredó más. ¿Cambios anímicos? Inesperado, el interruptor se dispara y el termómetro sufre ascenso de mercurio.
Escáner Cultural nº: 
173
Invitado

 

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo IX

Por Jesús I. Callejas
 
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
 
 
AUTORREALIZACION
 

Algunos días, dependiendo de la ansiedad, no duermo siestas; de noche sólo un par de horas. Insisto en pos de desbrujulado viaje, montaña rusa que va soltando tuercas y tornillos mientras el fuelle dimensional avisa fragilidad de órganos, músculos, distritos óseos. Carezco de vocación, y, saludable o no, considero total desperdicio aniquilar las fuerzas rivalizando con los que nos sustraen de nuestras fétidas bagatelas. Si los demás desempeñan su oficio, ejercito el mío: vegetar. Ah, los placeres de la carne. Suena ramplón… Los placeres de los sentidos. No. Mejor… No sé… Bellas láminas griegas sobre las paredes. El pasado sería suprema fuente de conocimiento para evitar repetir errores. Olvídalo; inútil archivo. Me atrajo el psicoanálisis freudiano, con tácita base en la confesión católica, aunque, realmente, mucho más la revolución de la mente lograda por el Buda, psicólogo original. Si el budismo propone aquietar la mente y el psicoanálisis descifrarla... Qué enredo. Señores, habría que subvertir el aparato completo: los componentes serían innecesarios. ¿Es útil la psicología? Disparatado. Intelectualizar los conflictos emocionales no resuelve un carajo.

Achacoso y depravado un sistema que crea -o los estimula- locos en serie para intentar curarlos. Peor que el más enloquecido de los sainetes o el teatro del absurdo de Ionesco y Beckett. Restañar conflictos que se reciclan ya que no se extirpan de raíz. Aquietar la mente es la auténtica, la única meditación, sí, pero entender que la mente misma nos conduce a tales reflexiones se hace imprescindible. Observar la mente mientras se dice que no hay mente. Vaya, qué luminoso se antoja. De nuevo: Según los que saben -me gustaría saber qué saben- el conflicto radica en la mente, no en las religiones, pero esta mente está enferma y hoy las píldoras son su templo. La mente me trastorna pero a la vez me hunde en los ardides estimulados por la confusión. Si pierdo conciencia de mí estoy perdido. Jodido no saberme yo... o lo que creo yo. La mente es una cortesana en exceso voluble; la mía regenta un desordenado prostíbulo. Colijo que para los antiguos la memoria era histórica, como debe ser. Actualmente nos está prohibido olvidar las "culpas" y además se nos condena por intentar olvidar los traumas. Un místico vive sin memoria. Gran consuelo.

Escáner Cultural nº: 
172
 
 
 
NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo VIII
Por Jesús I. Callejas
Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau
 
MAS DUDAS 
 
Sólo escapo del apartamento dos veces por semana. Biblioteca y mercado. Sujeto activo y objeto pasivo = Ansiedad y depresión, dice uno de los carteles junto a las láminas. En la tarde disfruté mis hermosos libros sobre pintura y arquitectura. Cuando me sienta capaz de apreciar el arte cristiano, lactario de estas uñas núbiles, con la disposición mítica con que gozo el grecolatino podré digerir la agobiante teología. Bucear en pos del misterioso eslabón cultural extraviado durante siglos de repostería perversa. El cristianismo habla de individuos: separación de este cuerpo corruptible y del tuyo… No perder el yo, lo cual me agrada… pero tendremos que mezclarnos con otra gente en el Paraíso (en caso de ir hacia allá).
Escáner Cultural nº: 
171
Invitado

 

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo VII

Por Jesús I. Callejas

Escáner Cultural nº: 
170
Invitado

 

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo VI

Por Jesús I. Callejas

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau

LOS LIBROS

Yo aspiraba a la polimatía sintética. Consumí literatura, historia y arte durante años, pero me arruinaron la saturación, el desorden de tópicos. La anti-cronología triunfó al intentar el mundo mejor que cómo aprendido. Abrevadero estético de la nostalgia siempre a mano: megalomanía al acecho. De los autores juveniles -Dumas, Verne, Salgari (una trágica vida folletinesca), Scott-, ascendí ansioso a los “serios” y, buscando alivio emocional, acaecido el infernal misticismo de Dostoievski marché hacia el espiritualismo pacifista de Tolstoi. Me aficioné más a Stendhal que a Balzac, gracias a la traza romántica irónicamente enclavada en el realismo que utilizó, admirable, astuto y visionario, que convirtió en perfectos imbéciles a sus héroes.

El arsenal satírico de Voltaire, simplemente irresistible. Lamentable: ha sido y es tergiversado por los masones antimonárquicos. Degusté autores franceses del XIX; más los parnasianos que los románticos, en especial los decadentistas. Aunque bastante temeroso de los inevitables divertimentos intelectuales, intenté leer filosofía, agravándose el potaje conceptual bullente en mi desprevenida psiquis. Intentar acceder a Hegel fue una de las peores torturas del “aprendizaje”; prefiero la dialéctica primitiva de Heráclito, además, al aburrimiento habría que agregar el inevitable rechazo de sus postulados políticos. Agravado por el terrible hecho de que nunca caminé un aula universitaria (Pasó pero nunca entró, diría el gran Tin Tan). Recurrentes inconsistencias; ya sé, ya sé…

La aplanadora Nietzsche impresionó mi furibunda juventud; no obstante, el demoledor impacto en lo moral provino de Schopenhauer (profundamente admirado por el ascético Tolstoi, a propósito). Su lectura nunca deja de apasionarme, provocándome chispazos energéticos. He dicho esto en otras ocasiones, pero no recuerdo en cuáles… Leer a Albert Camus -primero El extranjero, La peste, La caída- me demolió las emociones en su degollación lentísima cual anuncio a la muerte del hombre absurdo que no se refugia ni en la religión ni en la razón, sino que asume la rebeldía de Sísifo, aun anticipando su derrota. ¡Bingo! Lo que yo buscaba: literatura filosófica. Admirable acoplamiento de contenido y forma en cualquier género. Un estilista en el camino intermedio. Un cojonudo.

Escáner Cultural nº: 
169
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NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo V



Por Jesús I. Callejas



Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau


LA BESTIA

A propósito de píldoras, Marta ¡me acusó de intento de asesinato!, dañando de una vez por todas nuestras raquíticas relaciones, tras consumir los ansiolíticos que le obsequié (sana intención de mi parte, lo sostengo), con afán de disiparle la agitación causada por un accidente automovilístico cuya total responsabilidad le correspondió a un viejo cegato que le hundió el vehículo por la mitad después de arremeter contra un banco de la parada de autobús y casi aplastar a una pobre embarazada. El despistado anciano, en silla de ruedas por la descojonación que provocó, seguramente sigue desayunando rosquillas tan tranquilo. ¡Creí que no me despertaba; casi me matas, criminal!, clamó frenética la arpía ante el clan familiar con trasfondo de insano carnaval parlamentario. Es peligroso ayudar así a la gente, pero uno utiliza los modestos recursos a su alcance. ¡Eres un irresponsable, un peligro público! Qué jodida está Marta; me importa tan poco la mentecata que ni deseos de insultarla provoca.

Prefiero no mencionar las crisis hipocondríacas, pues ya bastante tengo cargando la bipolaridad. Vacío altar para ser llenado por otro ídolo. Vivir o no separados de la Entidad, o entidades. Estando ansioso busco el antropomorfismo; cuando depresivo, lo impersonal, o la Nada. El sueño me abstiene de lo restante. Tiendo a preguntar: ¿Destino o libre albedrío? Nada de eso: ¡Azar! Sí, estoy peor de lo que imagino: asexual y a la vez exhibicionista. Oh, ansiedad, predominas esta mañana sobre la depresión. El cambio de una a otra requiere de semanas, pero en ocasiones, de segundos. Cada objeto me acecha temporadas; el animismo contribuye a tambalear la "capacidad" de lucidez. El aparato televisivo es un receptor espía más, implementado para mi perdición. Cuidado, si te tachan de loco estarás perdido. No es lo mismo ser declarado demente que perturbado funcional. ¿O sí? Recuerda que, correctamente medicado, un bipolar puede insertarse en sociedad, trabajar… ¡No, trabajo no, por favor! Torneo de elucubraciones.

Escáner Cultural nº: 
168
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NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo IV

Por Jesús I. Callejas

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau

 

RUTINA

Bueno, levantarme es lo más complicado y arduo del día, aunque hacerlo temprano es costumbre heredada de mi época como mensajero de papelería para bancos y compañías de seguros. Exacto: como deleznable lacayo de los poderosos. Cuando no se es esclavo de los comunistas se es siervo de los capitalistas. Tal afirmación suena simplista, lo sé; pero, descartando cualquier premisa ideológica sólo veo dos clases de hombres: los que someten y los sometidos. Leones y borregos. Ah, pero no todo está perdido. Existe una ínfima alternativa: el hombre marginal, más o menos nihilista, quien no se alinea ni con unos ni con otros… O por lo menos así él lo cree.

La caravana mañanera se inicia: sacro aseo, rociar el pesimismo con hisopo dorado, lavar y relavar articulaciones compulsivas, lanzarme agua rencorosa, cepillar férreamente los dientes, dejarme ir entre orbes, cuestionar más y más ventana insomne. Desayunar lo que no exija complicaciones: huevos hervidos, jamón de pavo, tostada con queso crema variado (salmón, cebollinos, vegetales).

Escáner Cultural nº: 
167
Invitado

NOVELA: YO BIPOLAR. Capítulo III

Por Jesús I. Callejas

Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
Nicolás Boileau

LA CONSULTA

El psiquiatra es idéntico a algún maduro barítono de zarzuelas: Alto, ancho, lustrosos cabellos; discreto, voz resonante. Un caballo dice: Parece impostado…De pronto -o no tan pronto-, el cabello se desploma sin aventurar relinchos. El psiquiatra -o el caballo- no interrumpe anotaciones. Hojea mi vida resumida en expedientes, pasajes, caminos, toses, guiños, pasadizos. Cubil con pinturas de histéricos colores y las peceras que me recuerdan el viejo calendario habitación. Doctor, estas paredes, y en especial los peces, me recuerdan los cuadros de Klee. ¿De quién? De Paul Klee. Ah, sí. Gracias; ¿bonitos, no? Y muy terapéuticos; agrega, anotando, revisando, revolviendo de norte a sur el expediente. Ya pasó el instante… ¿Estoy ahí? Intuyo que ese dossier es mi habitación, pero con nuevo intruso inoculado a la garganta; me acerco curioso para cerciorarme de ser yo, no un impostor. La ya aplanada habitación es doblada meticulosamente por las enguantadas garras. Imposible despegar los brazos del cuerpo. ¡Cuidado! Nunca asumir que puedo desdoblarme en otro… u otros. ¿Ka egipcio o doble etéreo? ¿"Gemelo malvado"? Temido alter ego, el doppelgänger… Tranquilify me provoca dolor de cabeza, taquicardias, sueño. ¿Continúas teniendo las visiones terroríficas antes de dormir? Las tengo, pero sin secuencias específicas. Bueno, te prescribiré el resto de las habituales y cambiaremos esa píldora por otra de la misma familia, pero mejorada: Trenvega; notarás un descenso en los efectos secundarios. Puesto que no está cubierta por tu seguro y por el momento carece de genérica, te daré algunas muestras al igual que hice con la otra.

Escáner Cultural nº: 
166