Crónica. EL PLAGIO, UN ACTO DE INFIDELIDAD
EL PLAGIO, UN ACTO DE INFIDELIDAD
Desde Panamá, Rolando Gabrielli
El plagio es una costumbre más arraigada de lo que parece y para algunos, un hábito con el cual conviven sin el menor rubor. Es hijo carnal de la mediocridad, de la ausencia olímpica de principios, de toda ética y un acto de infidelidad con el lector.
Nace torcido como la dignidad de quien lo comete o patrocina, donde la ley de defensa del derecho de autor no se aplica, se ignora y permite la complicidad del depredador.
Plagiar, dice el Diccionario de la Real Academia, es copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias; pero, a veces, el plagio es más sutil, algo ladino y se realiza variando palabras, cambiando algunas cosas, imitando y apropiándose del espíritu del texto, obra, noticia o de cualquier escrito.
El plagio tiene tantas variaciones como necesidades tiene el plagiador y se viste de harapo o con finas ropas, porque su hábito no es el que hace al monje, sino el de mimetizarse y ser actor en el burdo escenario de la palabra espuria.
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