Escáner Cultural

REVISTA VIRTUAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO Y NUEVAS TENDENCIAS

ISSN 0719-4757
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De las mutaciones

 

FESTIVAL INTERNACIONAL CERVANTINO

Araceli Zúñiga

 

…”Signo de la Serpiente: La Palabra”

 

Nos fuímos al Cervantino.

     Desde hace dos años,  fuimos invitados al Festival Internacional más importante de México ante el mundo: el Festival Internacional Cervantino. La invitación llegó a través de Gloria Maldonado Ansó, coordinadora de artes visuales del Cervantino, así como de nuestro entrañable amigo y cómplice de múltiples escrituras/raíces/universosinfinitos Miguel Ángel Corona –de quién me ocuparé (gozosamente) de su (intensita) vida y obra, próximamente- museógrafo en jefe y artista visual del Festival; esta colaboración se dio primero, como coautora, con César Espinosa, del texto sobre artes visuales, mismo que apareció en el catálogo del Cervantino 2003, que en este 2004 lleva la firma de Mónica Mayer, artista conceptual e investigadora de las nuevas escrituras artísticas, a quien agradecemos mencione en su texto (sin concesiones, por cierto) a la 8ª Bienal.

     Y de allí se extendió nuestra presencia como coordinadores (César Espinosa y yo) de la 8ª Bienal Internacional de Poesía Visual Experimental, en un anti-homenaje a Melquíades Herrera, uno de los pioneros del performance en nuestro país, exposición internacional instalada hasta finales de octubre en el vestíbulo/galería de la Universidad de Guanajuato.

     Este anti homenaje: “In Memoriam Interruptus”, se desarrolló con la participación de artistas visuales no convencionales que compartieron con Melquíades Herrera esta posibilidad de irreverencia y “destapamiento de cañerias obstruidas” del sistema político cultural mexicano, tan lleno de bolas de pelos por todos sus conductos y neurotransmisores, las cuales impiden que fluya lo que tenga que fluir.

     Melquíades Herrera se enfrentó a estos “nudos” utilizando vasodilatadores potentísimos –a través de objetos de la cultura popular, así como de una mirada infrarroja para que el torrente sanguíneo avanzara, eliminando células muertas-. Ese fue su legado y su insolencia. Su rebeldía, su atrevimiento, antisolemne siempre, gozoso siempre y altamente corrosivo, siempre.

     Saludos a Mónica Mayer, autora del texto para el catálogo del Cervantino, como mencionamos antes y pionera, con Victor Lerma, del performance en nuestro país, junto con Maris Bustamante, los tres participantes de la Bienal, cito a Mónica Mayer:

                           “El banquete visual está servido. Ante nosotros se despliega un enorme bufet en el que podemos encontrar casi cuarenta platillos para todos los gustos. En esta emisión del Festival Internacional Cervantino, la número 32, las artes visuales están presentes para brindarnos la posibilidad de disfrutar un arte que, a diferencia de la música, la danza y el teatro, casi siempre se queda quietecito y en el mismo lugar para que cada uno seleccionemos lo que se nos antoja, en la dosis que nos convenga y para disfrutarlo en el horario que nos plazca. En esta mesa se ofrecen platillos nacionales e internacionales y una buena sección de comida casera que nos permitirá acercarnos al trabajo artístico guanajuatense, tanto el de artistas oriundos del Estado, como el de los que han sucumbido a sus encantos y ahí se quedaron.

 El aperitivo en este banquete ya nos lo habían servido desde antes. Las artes visuales se hicieron presentes en esta edición del Festival hace meses con un platillo bastante picoso: la controversia que suscitó el Premio Cervantino de Cartel, otorgado unánimemente por el jurado a Lourdes y Luis Almeida. Este cartel, de diseño y fotografía impecables, puede o no gustarnos, pero demuestra la fuerza de las imágenes y las pasiones que llegan a encender. La fotografía de un joven de torso desnudo con piercings y un tatuaje, con la gorguera y la pluma típicas de la iconografía de Cervantes, para algunos representó una manera de acercar nuestra época a las ideas de Cervantes, mientras otros consideraron que era una incitación a que aún más jóvenes asistieran al FIC al reventón. Abrió debates: ¿la imagen del festival debe representar a los guanajuatenses, a sus visitantes o al festival mismo? Se habló de censura y se renovó la lucha quijotesca que siempre se debe emprender ante su más mínima amenaza. Lo cierto es que las imágenes son importantes y, en una época regida por la imagen, resulta fundamental verlas pero también discutirlas. Si bien, el aperitivo visual del FIC le resultó indigesto a algunos, la variedad de exposiciones que ofrece es suficientemente diversa para que todos encuentren algo que les satisfaga. Pero yo los invito a que a la hora de seleccionar los platillos visuales que van a degustar, al visitar las diferentes exposiciones, performances o instalaciones incluídas en el programa, busquen las imágenes que los sacudan. Déjense conmover. La comida puede nutrirnos o sólo llenarnos. El arte también”.

                            Contamos con una presencia femenina y feminista contundente: calígrafas textuales/visuales/virtuales/escritoras imposibles como Isabel Aranda (Yto) de Chile, directora de la revista virtual Escaner Cultural y su escritura ASSCI(dita); con Ximena Bedregal, coordinadora de la Tercera Jornada y de la revista virtual Creatividad Feminista; con Miriam Caballero Mabarak, mi coautora en los poemas virtuales; con Lourdes Almeida, responsable del cartel más incendiario en la historia del Cervantino, junto con su compañero Luis Almeida, con Marisa Lara y su compañero Arturo Guerrero, con Doris Steinbichler, la mera precisa del centro cultural alternativo “El Epicentro”, quién participó en esta Bienal Cervantina con la interpretación de “Fragmentos ácidos”, una traducción a manos libres de partituras visuales/sonoras de J. J. Díaz Infante que tatuaban la galería de fotografía “La Carbonera”, ubicada en un callejón intervenido por una pantalla emisora/receptora (ver fotos) desde la cual –nosotras, las de fuera- veíamos, escuchábamos y sentíamos a Doris que se ardió a si misma en un fuego que salió al fresco de Guanajuato y nos fue ofrendado.

     Con Teresa Camacho, con María Eugenia Chellet y su “Triada Chellet”, con Olivia de la Torre, con su inseparable Andrés González Pagés, escritor, ensayista y explorador de la palabra (Olivia, quién además de su “Poema/tendedero” colaboró, como integrante de la escuela para escritores “Ricardo Garibay”, dependiente del Instituto de Cultura de Morelos y de la SOGEM, con un programa de mano que incluyó a todas y todos los participantes); con Gilia González, con Sara Hemsani y Pablo Corkidi quiénes, junto con Claudia Pérez y Damián Walsdorf fueron responsables directos (ver fotos) de una de las muestras de video más ricas, divergentes y transgresoras del Cervantino, con la escritora sinestésica Graciela Salas y su compañero Ares Demertzis, escultor, con Citllali Peña, con Cynthia Ayala, con Mónica Dower y sus besos visuales callejoneados, con Oritia Ruiz y “la palabra comienza en la punta de los dedos…”, con Ángela Arciniaga y su escritura corporal, con Aurora Berlanga y su poema de luz, con Katnira Bello y los otros integrantes del grupo PEAC (Procesos y Estrategias del Arte Contemporáneo): Víctor Sulser y César Cortés, con Adriana Espinosa, junto a su querido Richard Caracas, con María Eugenia Guerra, con  Laura María Ocaña Coyoy (IMP) quien, junto con Aldo Pérez Anzures y Antonio Roberto Barrón Toro fueron, con Federico Martínez Montoya (un abrazo y un abraso, Federico) los artistas más jóvenes y –tal vez- más polémicos de la exposición, con Luz María Graue, con sus 32 poemas virtuales que generosamente compartió con todo Guanajuato –el mundo, pues-  gracias a Fernando Sánchez Mejorada y, por supuesto, al maestro Ernesto Velázquez (TV-UNAM), todo esto con el apoyo de nuestros queridísimos amigos y guías María Eugenia Martínez y Juan José Lara, encargados no sólo de nuestras personas, sino de nuestra Bienal y de todo lo que se necesitara (que fue bastante). Por supuesto con Gloria Maldonado Ansó, coordinadora de Artes Visuales y con su asesora/maga/brazoderechobrazoizquierdopiernaspulmonescorazón Yadira Velázquez y con muchas, muchas, muchas más. Gracias a todas por su presencia generosa. En el próximo número de Escaner mencionaremos puntualmente la presencia testosterónica del Festival. Una mención aparte y necesaria es la de Clemente Padín y su Spam, hermano nuestro de sangre y de fuego con Miguel Ángel Corona –ángel negro- pionero de las artes no objetuales en nuestro país, por su confianza y apoyo ilimitados. Gracias, mi Reynito: artista/museógrafo/antihéroe popular El Dedo Vengador/investigador/instigador multimedia/provocador profesional/Macacaquintosh quién, como Melquíades Herrera, ha dedicado su vida a demostrar(nos) que el arte es –lo reiteramos- como la vida misma: antisolemne, gozoso y altamente corrosivo.

 

 

Fotografía: Lourdes Almeida

Diseño: Luis Almeida

 

Escáner Cultural nº: 
111

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